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La guerra comercial entre Estados Unidos y China podría paralizar la producción de SEAT en Martorell

La crisis de los chips podría volver a golpear a la automoción europea si el conflicto entre ambos gigantes tecnológicos se agrava

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La guerra comercial entre EEUU y China puede volver a dejar a Europa sin microchips para la fabricación de coches. Foto: Europa Press

 

La creciente tensión comercial entre Estados Unidos y China no deja de crear interrogantes en todos los ámbitos posibles a nivel global. Preguntas que nadie se atreve a resolver en una batalla de los dos gigantes mundiales, pero que vuelve a encender las alarmas en la industria del automóvil europea. El epicentro de esta nueva crisis es, para muchos, la desconocida Nexperia, uno de los principales fabricantes de semiconductores del mundo, responsable de producir cerca del 40 % de los chips, propiedad del grupo chino Wingtech Technologies. 

 

El problema se da cuando el Departamento de Comercio estadounidense incluyó recientemente a Wingtech en su lista de empresas con restricciones comerciales, lo que ha desatado una tormenta de incertidumbre en el sector. En respuesta, el Gobierno de los Países Bajos —donde Nexperia tiene parte de sus operaciones— ha intervenido en la compañía, alegando “riesgos para la seguridad tecnológica y económica nacional”.

 

 

Entre las medidas adoptadas, se ha suspendido a su CEO, Zhang Xuezheng, y se ha limitado la capacidad de la empresa para transferir activos o realizar cambios estructurales sin la aprobación del Ejecutivo neerlandés. Un panorama algo confuso, incluso dentro de la propia empresa, y que da pie a especulaciones en empresas productoras de automóviles.

 

El temor a un nuevo parón en las fábricas europeas

La decisión ha encendido todas las alarmas en Europa, donde los fabricantes de automóviles —entre ellos Volkswagen y SEAT— siguen con inquietud la evolución del conflicto. El temor no es menor: una interrupción del suministro de chips podría derivar en paradas de producción en cuestión de semanas, como ya ocurrió durante la crisis de semiconductores de 2020, cuando el desabastecimiento global obligó a cerrar temporalmente plantas enteras.

 

En el caso de SEAT, cuya principal factoría se encuentra en Martorell, el impacto de aquella crisis todavía se recuerda. Los parones de producción, la aplicación de ERTEs y los retrasos en la entrega de vehículos marcaron uno de los episodios más complicados de la historia reciente de la automoción española. A los problemas de suministro se sumaron entonces fallos en la calidad de algunos chips, que obligaron a realizar miles de llamadas para la revisión de ciertos modelos, por posibles defectos de seguridad.

 

 

Los coches, cada vez más dependientes de los microchips

En la actualidad, los vehículos modernos dependen de la tecnología en casi toda su totalidad, donde hacen falta cientos de semiconductores para llevar a cabo las funciones más básicas del vehículo: desde los sistemas de frenado y dirección hasta los sensores de aparcamiento, la gestión del motor o los asistentes de conducción. Sin ellos, la producción se detiene.

 

En medios internacionales como la CNN indican que las asociaciones europeas del automóvil advierten que, si la situación se agrava, podrían producirse cierres temporales de plantas antes de final de año. La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (ACEA) ya ha alertado de que los inventarios actuales de chips apenas cubrirían unas semanas, y que reemplazar los componentes de Nexperia podría llevar meses.

 

Martorell, pendiente del desenlace

Aunque por ahora se trata de un escenario preventivo, muchos temen que el conflicto entre las dos potencias desemboque en una nueva crisis de suministros con consecuencias directas para la industria española. Si la producción de Nexperia se interrumpe, el impacto podría sentirse de forma inmediata en Martorell, donde SEAT y Cupra fabrican miles de vehículos al año destinados al mercado global.

 

 

Desde la compañía aún no se ha emitido un comunicado oficial y desde VilaPress hemos contactado con ellos, sin recibir todavía respuesta, para conocer cuál es la situación y previsión hasta finales de este 2025. 

 

Un déjà vu que Europa quiere evitar

La crisis de los microchips de 2020 dejó en evidencia la vulnerabilidad industrial y tecnológica de Europa ante los desequilibrios globales de la cadena de suministro. Ahora, con un nuevo frente comercial abierto entre Estados Unidos y China, la amenaza vuelve a sobrevolar las fábricas del continente.

 

El desenlace de esta “guerra de chips” marcará el rumbo de la automoción europea en los próximos meses y podría volver a situar a Martorell, y a todo el Baix Llobregat, en el epicentro de un problema global que afecta directamente al corazón tecnológico y productivo del sector.

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