Con la gran rapidez, astucia y resolución que ha anunciado la brillante medida, se supone que ha tenido tiempo de pensar en la alternativa al cierre que le van a dar a estas mujeres, que trabajan -la mayoría de ellas- por obligación.
La demagogia populista y bolivariana de Montero no tiene límites, cuando cuenta con personal que cuida de sus mellizos, cosa que no todas las mujeres que trabajan pueden permitírselo.
Todos esperaban con expectación el primer Consejo de Ministros/as del Gobierno Sánchez, con el debut en el mismo del partido morado. La curiosidad sana por ver las fotos de rigor de los viejos y nuevos ministros entrando en el edificio noble de Moncloa.
Los dos nuevos miembros del Gobierno -Pablo Iglesias e Irene Montero- son los frescos, no del barrio, sino de un gobierno de izquierdas.
La responsabilidad de los políticos también es transigir, consensuar y en muchos casos renunciar. Los intereses de la ciudadanía deberían estar por encima de los intereses partidistas, individuales y de cargos.
Pablo Iglesias dará un paso al lado, pero medido, ya que el protagonismo lo llevaría Montero. Todo queda, en casa como dirían muchos. Las familias en Podemos son muy importantes, sobre todo la de Pablo Iglesias.
Los nuevos partidos políticos, que llegaron para cambiar todo, están sufriendo sendas crisis internas que ya les están empezando a pasar factura.
El voto negativo del partido morado al decreto de alquiles no ha gustado lo más mínimo al ejecutivo y al PSOE, que lo considera una puñalada trapera en toda regla.
Era tal la alegría de Echenique, secretario de organización de Podemos -a quienes muchos tildan de "cocinero del partido"-, que no ha podido esperar hasta el lunes para dar a conocer los resultados de la votación sobre la continuidad de Pablo Iglesias y Irene Montero.
La portavoz de Podemos en el Congreso asegura que "es el único candidato que va a poder gobernar sin mentir y sin robar".