¿Qué se celebra en la Castanyada y por qué? Una tradición catalana que convive con Halloween
Castañas, panellets y boniatos protagonizan una de las fiestas más queridas en Catalunya, con raíces que mezclan espiritualidad, gastronomía y convivencia
Con la llegada del otoño, las calles de Catalunya se impregnan de un aroma inconfundible: el de las castañas asadas que crepitan en los típicos puestos callejeros. Es la señal de que se aproxima La Castanyada, una de las tradiciones más emblemáticas del calendario catalán, que cada año reúne a familias y amigos en torno a los sabores, los recuerdos y el calor de la compañía.
Más que una simple festividad gastronómica, la Castanyada es una celebración de la memoria y la vida, estrechamente vinculada al Día de Todos los Santos. Tiene su origen en antiguas costumbres funerarias que buscaban honrar a los difuntos mientras se compartía comida entre los vivos, uniendo el pasado con el presente en un ambiente cálido y familiar.
Orígenes de una tradición centenaria
Aunque hoy en día la Castanyada se vive como una fiesta popular llena de dulces y reuniones, su historia se remonta a siglos atrás, cuando las comunidades rurales catalanas se reunían la víspera del 1 de noviembre para velar por las almas de los fallecidos.
Durante esas noches frías, mientras se tocaban las campanas en memoria de los muertos, las familias y los vecinos se reunían para mantenerse despiertos comiendo castañas, boniatos y frutas secas. Con el paso del tiempo, esta práctica de recogimiento se transformó en una celebración más festiva, pero sin perder su espíritu de respeto y unión.
El personaje de la castanyera, una figura entrañable que representa a la mujer que vende castañas asadas envueltas en papel de diario, se convirtió en el símbolo popular de la fiesta, especialmente entre los niños, que la reconocen por su delantal, su pañuelo en la cabeza y su sonrisa amable.
Los sabores que definen la Castanyada
Si hay algo que distingue esta celebración es su rica gastronomía. La mesa de la Castanyada se llena de productos de temporada, sencillos pero llenos de simbolismo y sabor:
- Castañas asadas, que representan el fuego y la calidez del hogar.
- Panellets, los tradicionales dulces elaborados con almendra, azúcar, huevo y piñones, cuya receta ha pasado de generación en generación.
- Boniatos al horno, cuyo dulzor natural equilibra los otros sabores.
Y para acompañar, el clásico moscatel o vino dulce, perfecto para brindar entre risas y recuerdos. Cada hogar adapta la tradición a su manera: algunos optan por una cena en familia, otros por meriendas con amigos o fiestas escolares donde los más pequeños aprenden el valor de mantener vivas las costumbres.
La Castanyada frente a Halloween: tradición que perdura
En los últimos años, la Castanyada ha convivido con Halloween, la popular celebración anglosajona. Sin embargo, lejos de desaparecer, la tradición catalana ha sabido adaptarse y reinventarse, manteniendo su esencia. Muchos colegios, asociaciones y ayuntamientos organizan actividades que combinan ambas festividades, mostrando que la identidad cultural puede convivir con la globalización sin perder su autenticidad.
Una fiesta que une generaciones
Más allá de los dulces y las castañas, la Castanyada simboliza el valor de la memoria y la familia. Es una cita que une a jóvenes y mayores alrededor de una mesa, evocando historias del pasado y fortaleciendo los lazos del presente.
En cada rincón de Catalunya, del Baix Llobregat a la Garrotxa, las brasas, los aromas y las risas siguen encendiendo una tradición que, siglo tras siglo, mantiene viva la llama del otoño catalán.

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