Vecinos del barrio de La Granja de Molins llevan 12 años esperando una residencia prometida por el Govern

La crisis hizo mucho daño y provocó que muchos proyectos quedaran completamente paralizados. Los ayuntamientos se ajustaron a unos presupuestos muy limitados que impedía desarrollar ciertos planes prometidos a sus vecinos. Y lo mismo pasó con la Generalitat. Pero con los llamados brotes verdes, parece que las excusas se acaban.

De este sentimiento y el de la necesidad, viene la demanda del barrio de La Granja de Molins de Rei, que llevan 12 años a que la Generalitat construya la prometida residencia para personas mayores en los terrenos colindantes al CAP. Unos terrrenos, que por si fuera poco, el municipio les cedió para la construcción de una nueva residencia y el año 2006 se firmó un compromiso con la Generalitat que afrontaba la construcción del nuevo equipamiento.

Durante estos 12 años han pasado por el ayuntamiento socialistas y convergentes, de hecho, ahora, el alcalde es del PDeCAT, pero ni aún así llega esta residencia. 

Ahora, a propuesta del PSC, todos los grupos municipales han expresado su compromiso conjunto para lograr el incremento de plazas residenciales, ha pedido una reunión técnico-política para conocer en profundidad los diferentes escenarios económicos y ha propuesto que se incorpore el tema del aparcamiento, tal como refleja el estudio previo, a fin de dar respuesta a las nuevas necesidades de la residencia y no empeorar más la falta de aparcamiento del barri de la Granja.

Estas son las intenciones, pero la respuesta sólo depende de la Generalitat, que si ha tardado 12 años puede seguir posponiendo el proyecto. Y como ya ven lo que puede suceder tras la experiencia, los mismos socialistas ha propuesto que paralelamente al estudio del proyecto de la nueva residencia, se realice un debate sobre el resto de servicios que desde el ayuntamiento de Molins de Rei se pueden ofrecer a las personas mayores de la Villa para que todos puedan vivir en casa todo el tiempo posible y con la máxima calidad de vida.

Seguramente, no será fácil llegar a acuerdos, pero tampoco lo es esperar, cuando esta residencia es más que necesaria en un momento en que el peso demográfico de las personas mayores creces mientras escasean las plazas residenciales públicas.