El Parc Sanitari Sant Joan de Déu alerta: las altas temperaturas y las emergencias climáticas provocan ecoansiedad
La ecoansiedad crece entre los jóvenes ante el impacto del cambio climático y los fenómenos extremos, afectando cada vez más a la salud mental colectiva.
La crisis climática no solo tiene efectos físicos y ambientales, sino que también está generando un impacto en la salud mental de la población, especialmente entre los jóvenes y las personas más concienciadas con el medio ambiente. Por eso, en épocas de temperaturas extremas, ya sea en verano o invierno, y en momentos puntuales en los que se viven episodios graves de fenómenos meteorológicos, los psicólogos y psiquiatras atienden a más personas con ecoansiedad. También influyen las informaciones catastrofistas y las proyecciones fatídicas a largo plazo, que generan incertidumbre y aumentan la sensación de descontrol.
Los últimos meses de junio y julio han sido especialmente complicados en estos términos: se han registrado temperaturas récord en todo el país, con previsiones que apuntan a que en el futuro podrían alcanzarse los 50 grados; incendios forestales que han arrasado más de 4.000 hectáreas en total en el Baix Ebre, la Segarra, la Noguera, la Anoia y el Pallars Jussà; y lluvias intensas, conocidas como DANA, que han descargado con fuerza y han dejado imágenes impactantes como, por ejemplo, las del hospital de Vilafranca del Penedès, que quedó inoperativo durante un tiempo.
¿Qué es la ecoansiedad?
La ecoansiedad es la angustia causada por el temor a que ocurra una catástrofe ambiental como consecuencia del cambio climático. Un temor que provoca preocupación e incertidumbre por el propio futuro y el de toda la humanidad, y que puede generar dificultades emocionales importantes en el día a día.
¿Quién es más propenso a tener ecoansiedad?
Las personas más vulnerables a sufrir ansiedad climática son los jóvenes, quienes tienen antecedentes emocionales o aquellas con alta sensibilidad ambiental. No obstante, los profesionales advierten que “no se debe caer en estereotipos ni sesgos”. Laura Sánchez, psicóloga clínica del Centro de Salud Mental de Adultos de Ciutat Vella (CSMA) del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, asegura que “el malestar y la angustia por la situación climática puede aparecer en perfiles muy diversos y de formas no siempre visibles”. Es clave, señala, “mantener una actitud abierta, empática y atenta para detectar posibles señales de malestar en cualquier persona”.
¿Cómo se puede prevenir?
La incertidumbre climática evidencia la incapacidad de tenerlo todo bajo control, y “aprender a afrontar esta limitación es una parte importante del proceso de adaptación” al nuevo paradigma climático.
La psicóloga Laura Sánchez propone varias estrategias prácticas que se pueden incorporar en el día a día para gestionar mejor la angustia climática:
- Participar en acciones locales o comunitarias como limpiezas de parques, plantación de árboles, campañas de reciclaje o huertos urbanos, que permitan sentirse útil y parte de la solución.
- Conectar con la naturaleza: pasar tiempo al aire libre o en espacios verdes.
- Limitar el tiempo de exposición a noticias y redes sociales para evitar la sobrecarga informativa y la sensación de catastrofismo.
- Fomentar la conexión social y los espacios de diálogo y apoyo emocional: asistir a grupos locales, talleres o charlas donde se puedan expresar preocupaciones y emociones relacionadas con el cambio climático.
- Aceptar las propias contradicciones: reconocer que no siempre se puede hacer todo lo que se quisiera para proteger el planeta y que está bien tener limitaciones. Aceptarlas ayuda a reducir la culpa y el estrés.
Lo más importante, concluye Sánchez, es “encontrar un equilibrio entre la preocupación por el futuro y la vida presente”, y para ello, “pueden ser de gran ayuda tanto los profesionales de la salud mental como la red de apoyo que rodea y acompaña a la persona afectada”.
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