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​Sin rostro

Genís Carrasco
Médico y escritor

En los últimos 15 años, al menos 30.000 personas han muerto intentando cruzar el Mediterráneo que se ha convertido, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en la frontera más peligrosa del planeta para los migrantes sin papeles. Sólo el año pasado murieron ahogadas más de dos mil personas, el 60% de las que no se ha podido identificar. Son náufragos sin rostro, restos humanos sin nombre, personas que corren el riesgo de desaparecer, de ser olvidadas por todos.


Cristina Cattaneo es una médica forense italiana que se ha hecho famosa tras la publicación de su libro "Naufraghi senza volto" (Náufragos sin rostro) en la que narra la identificación de las víctimas de los naufragios de las barcazas que transportan migrantes a las costas italianas. En su libro cuenta una historia que se ha hecho viral: la del cadáver de un niño de 14 años, nacido en Mali, que cosió en la chaqueta sus notas escolares pensando que le servirían para demostrar su valía cuando llegara a Europa. Pero nadie supo nada de su expediente académico, que era el de un estudiante brillante. Nadie pudo leer sus excelentes calificaciones porque no llegó vivo al suelo. Cuando lo recogieron del mar, lo llevaron a un depósito de cadáveres con la etiqueta de "sin identificar". Y allí estuvo hasta que la forense que ha decidido poner nombre y rostro a los migrantes, sacó a la luz su historia.


Sólo era un niño que nos quería ofrecer lo mejor de sí mismo, lo que pensaba que podría hacernos confiar en él, aunque seguramente tendría muchos otros valores que aportarnos.


Sólo era un niño sin rostro. Uno más de los muertos anónimos ahogados que cada día pierden la vida cuando intentan cruzar el Mediterráneo con sus familias.


Nosotros no les damos opciones, no los recibimos, no ponemos vías seguras para que lleguen, simplemente los ignoramos.


Europa sigue viendo como mueren niños y jóvenes, familias enteras, sin que se mueva lo más mínimo su listón de indiferencia, aunque una pequeña parte de la población pueda sentirse conmovida por relatos como éste.


LA CRISIS MIGRATORIA EN EL MEDITERRÁNEO


El tiempo pasa y la crisis migratoria en Europa nos sigue dejando cifras cada vez más espeluznantes, sin que ni las políticas de blindaje fronterizo ni el discurso del miedo hayan hecho otra cosa que agravar el problema.


LA "FORTALEZA EUROPEA"


El cierre de los puertos de Italia y Malta con el silencio cómplice del resto de países de la Unión Europea no ha conseguido más que empeorar la tragedia de los migrantes ahogados en el Mediterráneo. El bloqueo a las ONG que operaban rescatando pateras a la deriva y la cesión a Libia de estas tareas han multiplicado por tres los migrantes muertos durante la peligrosa travesía por mar.


Además, cuando los refugiados y los migrantes consiguen milagrosamente subir a una patera a la costa libia, después de pagar 800 dólares a las mafias, muchos de ellos han sido torturados, violados, humillados y han visto morir gente a su alrededor.


Esta no es la solución.


ABORDAR LA MIGRACIÓN EN SU ORIGEN


La única solución sensata a medio plazo es abordar el problema de la migración resolviendo las desigualdades en su origen. Las políticas restrictivas no acabarán con el flujo migratorio. Las personas desesperadas acabarán consiguiendo llegar a Europa de una u otra manera.


Acabar con las migraciones comienza, en primer lugar, identificando cuidadosamente las múltiples causas socioeconómicas que la motivan. La Unión Europea debería establecer programas para detectar los diversos factores que obligan a los ciudadanos de los países pobres a migrar. Y debería hacerlo de forma urgente en África que es la fuente principal de flujos migratorios. Para acabar con las migraciones se determinará con precisión por qué empiezan.


Desde mi experiencia, de más de 10 años de trabajo solidario en el Norte de África, sé que el viaje de un migrante sin papeles en Europa es muy peligroso. Pero también sé que promete oportunidades económicas mucho mayores para los valientes que se atreven a hacerlo: los ingresos per cápita en las economías avanzadas pueden ser más de 50 veces superiores (en términos de paridad de poder adquisitivo) que los de los países africanos en desarrollo. Por eso estas personas migran. No lo hacen por capricho, si las personas arriesgan sus vidas para intentar mejorar es porque están desesperadas y agobiadas por la pobreza.


Una vez determinadas las causas exactas del complejo fenómeno migratorio se deben estudiar e implementar medidas para luchar contra la pobreza, la desigualdad, la guerra, la corrupción y la discriminación en los países de origen. Si bien África tiene abundancia de recursos naturales, no tiene el capital ni la cultura ni el conocimiento necesario para apoyar un incremento sostenible del crecimiento. Los recursos públicos de los países africanos son simplemente insuficientes.


Con la ayuda europea se podría lograr un crecimiento económico más rápido en África que redujera significativamente la presión migratoria a la que se enfrenta Europa. Por supuesto, el desarrollo a largo plazo de África requerirá de una mayor estabilidad geopolítica que la actual.

Pero mientras esto no se concrete, hay medidas efectivas que Europa puede tomar para ayudar a estimular el crecimiento africano. Se debería facilitar la inversión privada europea en África identificando proyectos que sean económica y socialmente rentables. También la Unión Europea debería trabajar en la eliminación de las barreras institucionales y culturales que limitan la gestión de proyectos de inversión en los países africanos más pobres.


EL PAPEL DE LOS CIUDADANOS EUROPEOS SOLIDARIOS


No se puede dejar un problema tan grave únicamente en manos de los políticos. Los ciudadanos europeos tenemos que salir de la indiferencia, tenemos que convencer a las autoridades de que lo que ocurre en los países pobres nos afecta y mucho. Porque, señores lectores, la política de la indiferencia no funciona. Y además puede resultar muy dolorosa.


Necesitamos ser ciudadanos más activos hacia nuestros gobernantes. Y esto sólo se consigue pidiéndoles transparencia, fraternidad, justicia, igualdad y empatía ante la tragedia de los más desfavorecidos.


Personalmente, no quiero ver más noticias de personas sin rostro muertas en el Mediterráneo. No quiero saber de personas olvidadas por su color de piel o su forma de vestir.



No quiero ni un muerto sin rostro más.


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