El 'efecto Barcelona' se traslada al Baix Llobregat: la expansión turística se propaga a la comarca
La presión del mercado inmobiliario en Barcelona y la conectividad de la comarca impulsan la expansión del alojamiento turístico en municipios del cinturón metropolitano
Mientras Barcelona hace fuerte su lucha contra los alojamientos turísticos, a las demás comarcas no les queda otra que dar respuesta a la una oferta creciente que cada vez más se extiende alrededor de la capital catalana. El Baix Llobregat se suma, poco a poco, a la tendencia que está transformando el mapa del alojamiento turístico en Catalunya. Según el último informe Análisis de los alojamientos no tradicionales de la Región de Barcelona, elaborado por LABturisme de la Diputació de Barcelona, la comarca ha registrado un aumento del 1,5% en el número de viviendas destinadas al uso turístico.
Aunque la cifra es una de las que menos incremento registra en comparación con otros territorios, como es el caso del +22,8% del Vallès Occidental, el dato refleja una tendencia al alza que preocupa, especialmente por su impacto en el acceso a la vivienda y la convivencia vecinal.
En la actualidad, el Baix Llobregat cuenta con 1.014 viviendas de uso turístico y 28 apartamentos registrados, lo que se traduce en un total de 6.670 plazas destinadas al turismo. Para entender la magnitud del cambio, basta con mirar atrás: en 2016 apenas se contabilizaban 226 pisos turísticos en toda la comarca.
La sombra de Barcelona y los factores del auge
El fenómeno no es casualidad. La restricción de licencias turísticas en Barcelona, unida a la alta demanda de alojamiento y la excelente conexión del Baix Llobregat con la capital, ha convertido a la comarca en una alternativa atractiva tanto para visitantes como para inversores de empresas dedicadas al sector turístico.
Tampoco hay que dejar de lado aquellos factores que se dan una vez te alejas de la 'burbuja' de la capital. En el cinturón metropolitano, los precios son más competitivos, la red de transporte público es amplia y de buena calidad y las regulaciones municipales históricamente son más flexibles. Variables que han favorecido la expansión de este tipo de alojamientos en ciudades como Castelldefels, Gavà o Esplugues de Llobregat, donde el turismo de costa y la cercanía al aeropuerto refuerzan el atractivo del territorio. Este desplazamiento de la presión turística hacia la periferia se ha convertido en un nuevo desafío para los municipios metropolitanos, que tratan de equilibrar el desarrollo económico con la protección del tejido residencial.
La respuesta municipal: frenar el crecimiento descontrolado
Conscientes de los efectos que puede tener la expansión desmedida de los pisos turísticos, 23 de los 30 municipios del Baix Llobregat han decidido aplicar limitaciones y controles siguiendo el Decreto-ley de la Generalitat de 2023.
Entre los municipios que se han adaptado al nuevo régimen de licencia urbanística previa y autorización turística figuran: Abrera, Castelldefels, Cornellà, El Prat, Esparreguera, Gavà, Molins de Rei, Olesa de Montserrat, Sant Boi, Sant Feliu, Sant Just Desvern, Viladecans, entre otros.
Hasta que los planes urbanísticos estén actualizados, no se podrán otorgar nuevas licencias para pisos turísticos, y los ayuntamientos deberán garantizar que el número de estos alojamientos no supere el 10% por cada 100 habitantes. Estas medidas buscan proteger el derecho a la vivienda, mantener el equilibrio entre residentes y visitantes y evitar que el turismo residencial acabe desplazando a los vecinos de sus barrios.
Vivienda frente a turismo: un equilibrio cada vez más frágil
El incremento en el número de pisos y plazas turísticas no es superficial y plantea muchas preguntas de fondo, pero, sobre todo, una principal: ¿a qué precio crece este modelo? En un contexto en el que los alquileres y los precios de compra siguen disparados, la multiplicación de viviendas turísticas contribuye a agrandar el problema de la vivienda habitual, reduciendo la oferta para los ciudadanos y, por tanto, incrementando la tensión del mercado inmobiliario.
Para muchos jóvenes y familias del Baix Llobregat, encontrar un hogar asequible se ha convertido en una tarea casi imposible. Mientras tanto, las plataformas turísticas siguen expandiéndose hacia las zonas metropolitanas, transformando el tejido urbano y el sentido de comunidad de muchos municipios. El reto de los próximos años será claro: conciliar el impulso económico del turismo con el derecho a una vivienda digna. Una tarea compleja que exigirá planificación, consenso político y una mirada a largo plazo sobre el futuro del territorio.
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