Alfonso Casal tenía razón

Alcalde, lo siento, pero ni tu gobierno ni tu tenéis vergüenza. El calvario humano y judicial que le habéis hecho pasar a Alfonso Casal, el mejor Jefe de la Guardia Urbana que ha tenido nunca Viladecans, es para que os vayáis todos los del PSC a hacer el camino de Santiago como penitencia, pero desde Roncesvalles.

La última sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que hoy reproducimos os obliga a pagar los últimos 60.000 euros que le debíais por los daños irreparables que le habéis causado en su salud y que nunca recuperará desgraciadamente, además de los 9.500 euros de las costas que para mas inri pagarán las arcas del Ayuntamiento,....como siempre, porque a vuestros bolsillos particulares las demandas os salen gratis total.

La entereza de Don Alfonso Casal en todos los juicios que ha sufrido y ganado por goleada, solo la soporta un hombre con una entereza insuperable y una confianza en su honradez a toda prueba. Nosotros, los de Catalunya Press solo le hemos acompañado en un tramo de su calvario personal, que nos costó " el ninguneo" de uno de tus concejales que dijo en un pleno que nuestro diario mentía. No creo que ahora que ese mentiroso tenga "los reaños" suficientes para pedir perdón a este medio, porque en la cuna de INIPRO, hay demasiados cobardes y demasiado silencio cómplice.

Envío un fuerte abrazo de afecto y admiración a la Señora Casal que ha sufrido, durante demasiados años, junto a su marido lo indecible. Solo espero que a tu alcalde, Carles Ruiz i Novella, cuan los veas por la calle, bajes la cabeza avergonzado por lo que has pretendido hacerles y que la Justicia no te ha dejado. A los ciudadanos de Viladecans les pido también, porque éste es un medio de comunicación social, que con sus votos, no permitan en el futuro que un gobierno municipal democrático intente, nunca mas, acabar con uno de sus conciudadanos., con los mismos perversos métodos con los que el gobierno socialista de su pueblo ha intentado eliminar profesional y humanamente a un hombre de bien llamado Alfonso Casal, que está hoy vivo de verdadero milagro y del que me enorgullezco ser su amigo.