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¡Aleluya, Pablo Iglesias puede decir la “verdad”!

Carmen P. Flores
Directora de Pressdigital

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El ex vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, interviene en un coloquio junto a los candidatos de Unidas Podemos por Valladolid, en la Cúpula del Mileno de Valladolid.

Pablo Iglesias @ep


Si se hiciera una encuesta preguntando quién miente más, ganarían por mayoría los políticos. La fama les precede y no es para menos. Si se revisan las hemerotecas, hay claros ejemplos de ello. ¿La sociedad en general no miente? Sí que lo hace, pero no concurren a elecciones, se les vota por un programa, una ideología, o porque a algunos/as le cae bien el cabeza de lista. Además, la ciudadanía no está expuesta a los medios de comunicación, cosa que sí ocurre con la llamada clase política y sus mentiras se notan más.


Las mentiras de los políticos nada tienen que ver con la ideología y la edad: todos los partidos mienten, está claro. Hay personas que creen que los políticos de antes engañaban menos, no es así: desde el Imperio Griego y Romano, hasta la Edad Media europea, pasando por la primera dinastía china, y podríamos seguir, la ausencia de veracidad, o lo que es lo mismo, la mentira, ha acompañado a las élites políticas desde siempre. No es una situación nueva.


Ante la trayectoria de los llamados partidos tradicionales, en los últimos diez años han surgido nuevas formaciones para combatir a la vieja política, algunos la han denominado “casta”: Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox. En las dos primeras formaciones, sus líderes Pablo Iglesias y Albert Rivera, en poco tiempo las urnas los han retirado. Ellos alegan que han elegido dejar la política voluntariamente, la verdad es otra. Aunque se han ido, el gusanillo de la vanidad de los cargos sigue en ellos, y el tiempo dirá lo que les depara.


En este país de campañas electorales constantes, teniendo como escenario un mitin del candidato de Unidas Podemos a las elecciones de Castilla León, “el retirado político”, Pablo Iglesias, decía: “Y yo ya no soy político, puedo decir la verdad…”. Una frase lapidaria que deja al descubierto, por si alguien tenía dudas, que los políticos mienten. Y dice muy poco en su favor cuando llegó a la política para cambiarla: todo ha sido una burda mentira. Él y su grupo de amiguetes han estafado a todas aquellas personas que se habían llegado a creer todo lo que habían predicado y que luego no se ha cumplido. No hace falta enumerarlo, ya lo hemos dicho en más de una ocasión. Al final lo que han hecho los salvadores de la patria ha sido -siguen haciéndolo- es lucrarse de la política. Solo hay que mirar sus patrimonios antes y después, solo se parecen en los nombres y apellidos.


Con mano de hierro, el líder Iglesias y su pequeño grupo de leales ha controlado el partido y se ha quitado de en medio a todo aquel que opinaba de manera diferente. Las bases se habían llegado a creer aquello de que el partido era asambleario y que todas las opiniones se tendrían en cuenta. La práctica diaria ha demostrado que del dicho al hecho hay un trecho y que la puerta para tomar decisiones la abren y la cierran ellos, lo mismo que la manipulación en las votaciones, el control sigue la misma línea. Decía Friedrich Nietzsche que “el hombre de partido se convierte por necesidad en mentiroso”.


Pablo Iglesias, no se ha ido nunca de la política, se ha transformado. Ahora es predicador en los medios cobrando y líder en los mítines, para intentar que el partido no baje más en votos.

Mientras, las dos mujeres - Verstrynge en organización está tapada- Ione Belarra e Irene Montero están encabezando la guerra contra Yolanda Diaz, que ha visto como las dos, más sus satélites, le ponen la proa. No aceptan el liderazgo de la gallega que ya se ha dado cuenta de la estrategia de las mentes pensantes. No quiere fracasar y el panorama no se le presenta muy halagador. A su problema con Montero y Belarra se le unen los problemas surgido con sus aliadas de plataforma, Mónica Oltra y Ada Colau, que le están siendo cuestionadas por motivos diferentes

La aparición de Pablo Iglesias en la campaña no es casual. Algunos dicen que es para no quemar a Yolanda Diaz, pero otros hablan de la posibilidad de que vuelva - nunca se ha ido- a la primera línea política después de su campaña de imagen que está teniendo por su presencia en determinados medios de comunicación. ¿Volverá? Eso dicen.


Lo cierto es que las palabras de Pablo Iglesias “y yo ya no soy político, puedo decir la verdad…” son realmente de escándalo y deberían hacer pensar. ¿Un mentiroso que entró en la política para regenerar o para integrarse en ella con el objetivo de conseguir los mismos privilegios que tanto ha criticado y le valieron en su día tantos votos? Su confesión es la única verdad que ha dicho en estos años de “vida política” donde ha estado como diputado e incluso como vicepresidente del gobierno. Igual se ha dado un golpe en la cabeza y ha visto la luz de lo que pensaba cuando era un joven estudiante, porque el pobre habrá sufrido de lo lindo durante los ocho años que ha estado conviviendo con la mentira. 

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