El que fuera en su día uno de los barrios más pudientes del municipio ha pasado a ser una zona muy dejada y desinteresada, mientras las protestas de los vecinos luchan por hacerse oír.
Actualmente, Viladecans cuenta con 30 antenas de repetición, lo que podría tener consecuencias negativas en la salud de los habitantes del municipio.
El consistorio autorizó la construcción de un edificio de siete plantas que supone un grave impacto visual, anteponiendo los intereses del Ayuntamiento a los de los vecinos.
Es un complejo comercial que perjudica a los comercios locales, invade terreno fértil recalificado y cuenta con una afluencia de turistas más que cuestionable.