La AE Penya Esplugues se queda sin premio ante el Móstoles (3-4) en un partido loco

La AE Penya Esplugues volvió a experimentar la cara más dura del fútbol sala en la jornada 11 de la Primera División, cayendo por un ajustado 3-4 ante el Móstoles FSF en un encuentro marcado por los pequeños detalles y por una remontada que se quedó a las puertas. La derrota sume al equipo en un momento delicado y confirma que la competición no espera a nadie.

El conjunto dirigido por Jacob Bustamante encadena ya tres derrotas consecutivas, una dinámica que pesa en lo anímico y que refleja el difícil contexto competitivo en el que se mueve el equipo. Pese a ello, las sensaciones volvieron a ser contradictorias: errores puntuales penalizaron en exceso a un grupo que nunca dejó de competir.

Un inicio que condicionó todo el partido

El encuentro dejó ver que el equipo todavía no había superado la goleada encajada en la pasada jornada, un resultado que condicionó el estado anímico de las locales. Así lo reflejaron los instantes iniciales, cuando en apenas cinco minutos la Penya ya perdía por dos goles. Benete fue la primera en golpear, aprovechando una acción a balón parado desde el córner para adelantar al Móstoles en los primeros compases del duelo. Apenas dos minutos después, una jugada colectiva bien elaborada culminada por Claudia ampliaba la ventaja visitante y dejaba a la Penya contra las cuerdas.

Lejos de venirse abajo, las jugadoras de Esplugues mantuvieron la calma y comenzaron a avisar de que el partido todavía no estava cerrado. El esfuerzo tuvo recompensa en el minuto 17, cuando Laia Haro, atenta a un rechace defectuoso de la portera visitante, logró recortar distancias y devolver la esperanza con el 1-2. Un gol clave que permitió llegar al descanso con el partido abierto y con la sensación de que todavía había mucho por decir.

Golpe, reacción y una remontada que ilusionó

La reanudación trajo consigo un nuevo revés para las locales. En el minuto 29, Moldes aprovechó esta vez un mal despeje de la portera local para firmar el 1-3, un tanto que parecía volver a poner tierra de por medio en un momento delicado del encuentro.

Sin embargo, la Penya Esplugues volvió a demostrar carácter. Con el partido entrando en un ritmo de ida y vuelta, las locales sacaron orgullo y fe para protagonizar sus mejores minutos. En apenas tres minutos, Coral (31’) y Peke (34’) lograron igualar el marcador, firmando un empate a tres que encendió al pabellón y alimentó el sueño de una remontada que, minutos antes, parecía imposible.

Un desenlace cruel que deja a la Penya sin premio

Cuando el escenario parecía inclinarse del lado local, un nuevo error terminó siendo decisivo. Una mala salida de balón fue aprovechada de inmediato por el Móstoles, y de nuevo Benete apareció para marcar el 3-4 definitivo, dejando a la Penya Esplugues sin margen de reacción y tocado anímicamente con la sensación de morir en la orilla tras un esfuerzo enorme.

El pitido final confirmó una derrota que duele por cómo se produjo, especialmente después de haber conseguido igualar un encuentro que se había torcido desde el inicio. Una muestra más de la exigencia extrema de la Primera División, donde cada fallo se paga caro y donde la diferencia entre puntuar o quedarse sin nada es mínima.

Momento de parar, reflexionar y volver con ambición

La competición se detiene ahora para la Penya Esplugues, un paréntesis necesario para descansar, recargar energías y recuperar confianza. El equipo ha demostrado capacidad para competir y reaccionar en escenarios adversos, pero necesita transformar ese esfuerzo en resultados para cerrar una dinámica negativa que empieza a pesar.