Los comunes gobiernan el Ayuntamiento de Barcelona y por ende se les atribuyen conciencia animalista y ecologista. Pero la realidad dista mucho de ser esa. Porque mientras se preocupan por la contaminación han desatendido los cuidados mínimos de los perros de la Unidad Canina de la ciudad que tras la muerte de dos de ellos no pueden lanzar un SOS pero sí sus cuidadores a través del sindicato SAPOL.