Cementos Molins: un batalla familiar que cambia el rumbo de un legado centenario tras su nuevo presidente
El exconsejero delegado toma el relevo de Joan Molins Amat, marcando un antes y un después en la centenaria cementera catalana tras desacuerdos entre las ramas familiares
Por primera vez en sus casi cien años de historia, Cementos Molins ha nombrado a un presidente sin el apellido fundacional. Julio Rodríguez, hasta ahora consejero delegado de la compañía, ha sido designado para ocupar el cargo que durante décadas lideró Joan Molins Amat, figura clave en la expansión y consolidación de esta emblemática empresa catalana, que actualmente cuenta con 6.300 empleados repartidos en 11 países y que cerró 2024 con una facturación de 1.365 millones de euros y unos beneficios de 184 millones.
El relevo se ha producido tras una junta de accionistas celebrada a puerta cerrada, donde se oficializó un nombramiento que pone de manifiesto una fractura interna en la familia Molins, propietaria de más del 90% del capital social.
Tres ramas, una ruptura
La historia de Cementos Molins ha estado siempre ligada a la gestión consensuada entre las distintas ramas familiares: los Molins Amat, los Molins Gil y los Molins López-Rodó, quienes hasta ahora habían mantenido un delicado equilibrio a la hora de tomar decisiones clave.
Sin embargo, en los últimos meses se ha hecho evidente una tensión creciente, en especial a raíz del cuestionamiento de Joan Molins Amat por parte de Joaquín “Jackie” Molins Gil, que con un 25,2% del capital, se posicionó como una figura de peso dentro del consejo. El desacuerdo sobre quién debía ser el próximo presidente derivó en una ruptura: los Molins Gil y los López-Rodó (33,6%) decidieron unir fuerzas y apoyar la candidatura de Julio Rodríguez, desplazando así la voluntad de los Molins Amat (31,5%).
El nuevo presidente: perfil técnico y experiencia internacional
A sus 63 años, Julio Rodríguez posee una sólida trayectoria en el ámbito industrial. Ingeniero técnico industrial por la UPC, con formación en dirección por IESE y EADA, desarrolló gran parte de su carrera en la multinacional Schneider Electric, donde ocupó cargos de responsabilidad a nivel internacional.
En 2015 se incorporó a Cementos Molins como consejero delegado, posición desde la que ha contribuido de manera decisiva al crecimiento de la compañía. Su perfil técnico y su conocimiento profundo del sector industrial han sido clave para su elección, aunque no sin controversia.
Un nombramiento controvertido
El ascenso de Rodríguez no ha estado exento de polémica. Según fuentes próximas al consejo de administración, por primera vez en la historia de la compañía ha habido votos en contra en un nombramiento presidencial. De hecho, en la junta de accionistas previa, su nombramiento como consejero fue rechazado por un 24,5% del capital social, un dato que refleja claramente el desacuerdo de una parte de la familia, en concreto la encabezada por los Molins Amat.
Incluso se especuló en los días previos con la posibilidad de que Joaquín Jackie Molins Gil asumiera directamente la presidencia, opción que finalmente fue descartada.
Una nueva etapa con retos y expectativas
La llegada de Julio Rodríguez a la presidencia supone un punto de inflexión en la historia de Cementos Molins, una empresa que hasta ahora se había caracterizado por la continuidad familiar en su cúpula. Su designación no solo rompe con esa tradición, sino que también abre una nueva etapa marcada por la profesionalización de la gestión, aunque con la sombra de un conflicto familiar que podría tener consecuencias a medio plazo.
Fuentes internas no descartan que esta fractura ponga en riesgo el pacto de sindicación de acciones, que hasta ahora agrupaba el 14% del capital en manos de las tres ramas familiares. De mantenerse las tensiones, el modelo de gobierno de Molins podría experimentar nuevos ajustes.
Con su amplia experiencia y conocimiento de la empresa, Rodríguez encara este desafío con la responsabilidad de liderar una de las principales industrias catalanas hacia un futuro de crecimiento, pero también con la misión de reconstruir puentes en el seno de la familia propietaria.
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