Espadaler reivindica la memoria de las víctimas al supervisar la fosa común en Abrera

La fosa común localizada en el cementerio antiguo de Abrera abre un capítulo silencioso de la historia de la Guerra Civil y su represión, al ofrecer evidencia tangible de los asesinatos cometidos contra personas que defendieron ideales republicanos y sufrieron la violencia sistemática del régimen franquista.

Un hallazgo histórico en el cementerio viejo de Abrera

Los trabajos arqueológicos comenzaron el 17 de noviembre, tras un estudio preliminar de fotografías y planos históricos que permitieron a los expertos ubicar la fosa común. Según el Departament de Justicia, el espacio únicamente había sufrido alteraciones superficiales, lo que facilitó una intervención respetuosa y controlada.

Ramon Espadaler visitó la zona acompañado por arqueólogos y representantes municipales, destacando que “es muy importante esta implicación entre instituciones al servicio de la justicia, la reparación y el nunca más”. Su recorrido sirvió para poner de relieve la coordinación entre Generalitat y los ayuntamientos de Abrera, Olesa de Montserrat y Esparraguera, en la defensa de la memoria histórica.

Políticas de memoria y reconocimiento institucional

El conseller subrayó que, aunque muchas políticas de recuperación llegan tarde, los esfuerzos actuales buscan revertir décadas de olvido: “Cuando se habla de víctimas de la guerra civil no son estadísticas, sino personas”. Espadaler recordó que el Parlament tramita la ley de Memoria Democrática, un instrumento que pretende garantizar la preservación de la memoria de los represaliados y la dignidad de sus familias.

La intervención en Abrera se enmarca dentro de un plan más amplio de la Generalitat para localizar, documentar y exhumar fosas comunes en Catalunya, reforzando la conciencia colectiva sobre los efectos del franquismo y ofreciendo respuestas a descendientes que llevan décadas buscando justicia y reconocimiento.

Exhumación y descubrimientos preliminares

Hasta el momento, los arqueólogos han exhumado los restos de unos 12 individuos, aunque se estima que la fosa podría albergar entre 12 y 18 víctimas procedentes de Abrera, Olesa de Montserrat y Esparraguera. Entre ellas, se encontraría Fèlix Figueras Aragay, alcalde de Olesa durante el periodo republicano y los primeros meses de la Guerra Civil, cuya muerte simboliza la represión dirigida contra líderes locales y figuras representativas de la legalidad republicana.

Junto a los restos humanos, los investigadores han recuperado piezas de ropa y otros materiales asociados, que están siendo analizados para aportar información sobre la identidad de las víctimas, sus condiciones de vida y las circunstancias de su muerte.

El valor simbólico de la recuperación de la memoria

Más allá de la dimensión arqueológica, la exhumación tiene un fuerte componente simbólico. Cada hueso y cada objeto recuperado constituye un testimonio de la violencia franquista y un recordatorio de que las víctimas merecen reconocimiento público y reparación moral. Espadaler insistió en que el objetivo principal es “dignificar y reparar” la memoria de las víctimas, recordando que la historia local y regional debe reflejar la realidad de quienes sufrieron la guerra y la represión posterior.

Implicaciones para la ciudadanía y la educación histórica

El proyecto también tiene un componente educativo y social, ya que la documentación obtenida permitirá elaborar informes, materiales de divulgación y programas de sensibilización sobre la Guerra Civil y la represión franquista en Catalunya. La Generalitat espera que este tipo de actuaciones refuercen la conciencia histórica, fomenten la reflexión y eviten la repetición de episodios de violencia política.

La colaboración entre instituciones, la supervisión de expertos y el compromiso con la justicia histórica convierten la intervención en Abrera en un ejemplo de cómo el trabajo arqueológico puede contribuir a la reparación simbólica y a la reconstrucción de la memoria colectiva.