El magistrado de la Audiencia Nacional ha retirado el delito de rebelión y terrorismo que se imputó en un principio a Tamara Carrasco y le imputa únicamente delito de desorden público.
La actitud de Junqueras es de vergüenza propia y ajena, que roza el principio de insolidaridad e irresponsabilidad política de un dirigente que abandona a sus gentes en los momentos críticos.