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La decencia política

Manuel Fernando González Iglesias

Junquerasipuigdemont


No seré yo el primer periodista que aplauda "el don de la oportunidad" que ha tenido el Juez Velasco para solicitar un cambio de destino en pleno lío sobre la financiación del PP en Madrid, que el propio juez instruye hasta junio. Ni tampoco le felicitaré por la repentina decisión de dejar en libertad al Señor Granados por una fianza de cuatrocientos mil euros, cuando nada parece haber cambiado en su entorno de riesgo. Solo me quedaré con la boca abierta contemplando cómo después de tanto escándalo mediático todo sigue igual


El Ministro de Justicia reprobado no dimite, los Fiscales también citados en sede parlamentaria continúan en su sitio y, según me dicen, en posición aún más firme. Y, en fin, al Presidente del Gobierno Don Mariano Rajoy, como diría su Vicepresidenta a los de Podemos, se la repampinfla.


Y, en medio de todo, otro Ministro del Gobierno, sin que se le caiga la cara de vergüenza,"ha justificado" la ausencia de la representación del Ejecutivo en la Junta del Palau por razones de estrategia política, cuando aquí, lo que se dilucida es si Convergència le devuelve los 6 millones de euros que le reclaman a la centenaria institución, pese al 'no' complaciente de la Señora Carulla Chup Chup que, como tiene tanto dinero, no se preocupa de "la calderilla" sobrante. 


Y ¡qué decir del señor Junqueras!, tan noble y honrado él, a quien se le atribuye el pacto de sangre con el President para que lo que ya ha dicho y votado el Parlament sobre el tema no se asuma por el Govern, sentando un precedente vergonzoso para el propio político de Esquerra Republicana y, sobre todo, para la honorabilidad del propio Parlament, que se merecía el mayor respeto institucional posible que no se le ha tenido desde la Generalitat.


No sé lo que pensarán los votantes de Esquerra Republicana, ni si como consecuencia de este affaire el Grupo Parlamentario de ERC le cantará las verdades del barquero a su líder. Antes, no hace mucho, en las asambleas sí que se las cantaban a los Puigcercós y Carod Rovira. Ahora, como están tan cerca de alcanzar poder, parece ser que no, vamos, que no toca. Es una pena, porque al ignorar ese valor asambleario han dejado sola a la CUP en lo de la decencia nacional de Catalunya, paso previo, muy importante creo yo, para conseguir que el referéndum del sí o sí, tenga credibilidad entre los "no creyentes", como el que aquí firma y rubrica y espera acontecimientos.


Artículo publicado originalmente en CatalunyaPress

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