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Paz Monserrat: "Escribo sobre lo que me conmueve"

Profesora y escritora, ha ganado diversos premios literarios y en su última obra, 'Jardinería de interior', recopila microrrelatos sobre experiencias cotidianas e historias fantásticas.

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Paz Monserrat 1

Paz Monserrat combina la tarea de profesora de instituto con la pasión por la escritura. Nació en Tortosa y vive en Molins de Rei. Entre sus textos, destacan los relatos cortos y los microrrelatos, por los que ha obtenido diversos premios literarios. Su última obra, 'Jardinería de interior' (Ediciones Enkuadres), es un recopilatorio de microrrelatos en los que trata de experiencias cotidianas y fantasiosas con finales sorprendentes y con un lenguaje muy cuidado.


Eres bióloga y profesora de instituto. ¿Escribir es un hobby o una necesidad?


Escribir me compensa y me evade de las facetas extravertida y racional que pongo en funcionamiento dando clases de ciencias a adolescentes. Es como si me trasladase al otro hemisferio cerebral: salto de lo científico a lo literario, de lo objetivo a lo imaginativo, y eso de alguna manera me equilibra. Pero a veces no deja de ser la otra cara de una misma moneda, pues en bastantes ocasiones obtengo la materia prima para mis textos del contacto con mis alumnos y de las ideas científicas que les intento transmitir. 


Me gusta moverme en los límites entre lo intelectual y lo artístico, encontrar elementos comunes en áreas aparentemente distantes, ponerme las gafas de científica cuando escribo y las de narradora cuando divulgo ciencia. Me siento cómoda transitando estas fronteras y me resulta creativo. La respuesta sería que es un hobby porque es algo que está relacionado con la pasión (no con el deber) y también en cierto modo una necesidad porque me reporta equilibrio psicológico.


'Jardinería de interior' toca temas muy diversos, como la familia, la infancia y los estudios. ¿La vida cotidiana es tu fuente de inspiración? 


Definitivamente, sí. Muchos de mis relatos y microrrelatos están basados en aspectos rutinarios de la vida cotidiana. Cosas que ocurren cada día y a las que no les damos importancia porque las damos por sentado o nos parecen anodinas, aburridas. Pero no me limito simplemente a describirlas. Intento observarlas desde otra perspectiva, con una mirada desprejuiciada, como si las viera por primera vez. Las desenfoco y luego las sitúo en otro contexto o las intento entender desde el punto de vista de un marciano recién aterrizado. Desde esta mirada puede surgir lo extraordinario a partir de lo ordinario. 


En el libro hay microrrelatos que tratan temas tan poco sublimes como los bolsos de las mujeres, los calcetines que se pierden, las aupairs, los obreros de la construcción, las caries, los piojos, la selectividad, los cumpleaños, los maniquíes, las peluqueras, las recetas de cocina, las prácticas de geología, las abuelas o las duchas matutinas. Pero en todos ellos intento escaparme tangencialmente del realismo y colocar algún elemento desconcertante, surreal, irónico o fantasioso. Por ejemplo, la mujer que busca sus llaves antes de entrar en casa acaba hurgando en el fondo del océano, de lo profundísimo que es su bolso y lo lleno que está. El género del microrrelato se presta a este tipo de juegos y de licencias porque cuentas con la complicidad de un lector inteligente, que está dispuesto a digerir un bocado pequeño pero contundente.


Tratas de temas de actualidad, como la igualdad de género. ¿Escribes sobre lo que te preocupa?


Escribo sobre lo que me conmueve. También sobre lo que no entiendo o no tengo opinión formada, como una manera de investigar, de indagar, de ponerme en otra piel. Pero nunca me planteo un concepto o una moraleja previa, ni priorizo la actualidad por encima de los asuntos sobre que me pide el cuerpo que indague por muy anacrónicos que parezcan. Siempre parto de una imagen, una anécdota o una emoción que me haya impactado. Primero la apunto en alguna de mis múltiples libretitas. Si no pierdo la libreta es muy posible que al volver a leer la idea no me parezca tan genial. Pero algunos de esos embriones de historias continúan rondándome, me siguen conmoviendo al cabo del tiempo y entonces decido que merecen otra oportunidad. 


Escribo un boceto dejándome llevar al principio por la víscera, por la intuición, por una escritura casi automática... y a continuación me pongo a recortar, a buscar el adjetivo exacto y a estructurar el texto con actitud implacable. Este proceso dura un tiempo, una semana aproximadamente. A veces las palabras o las ideas que estás buscando te sobrevienen en un sueño o en un viaje en autobus. Cuando por fin consideras que el micro está completo y no le sobra nada, descansas como si te recuperaras de un parto. Respondiendo a tu pregunta: probablemente acabas escribiendo sobre lo que te preocupa, pero en ningún momento este proceso es algo consciente ni premeditado, sino que pasa por un extraña amalgama que combina la máxima irracionalidad con la máxima precisión.


Jardineru00eda de interior de Paz Monserrat

¿Es la fantasía un aspecto imprescindible en tus microrrelatos?


Me divierte salirme ligeramente de los límites de lo real. Es una forma de libertad que sólo tienes escribiendo, experimentando nuevas posibilidades con tu imaginación. Pero intento que los textos tengan siempre una base real, una apariencia de verosimilitud. Me gusta fijarme en lo que tengo delante y luego enfocarlo desde otra perspectiva, o producir una pequeña detonación que lo libere de las tres dimensiones durante un momento. A veces estas "desviaciones" son deliberadamente sutiles, ambiguas, para que puedan tener diferentes lecturas según quien lo lea. 


No me dedico a construir otros mundos, sino que intento profundizar en éste excavando en los muchos estratos insospechados de los que está compuesto. Este trabajo "arqueológico", en el que intento no tener prejuicios, para mí es lo más interesante y divertido de la escritura porque es una labor de descubrimiento, de revelación , de aprendizaje sobre la realidad, aunque uses la imaginación y la fantasía para ello. John Berger decía, cito de memoria, algo así como que cuando miras un cuadro quieres aprender, pero no sobre pintura, sino sobre la vida.


¿Crees que hay una tendencia a apreciar más el relato corto y el microrrelato? ¿Por qué?


Es posible que esté habiendo un resurgir del gusto por lo breve. Dicen que las redes, el tipo de vida sincopado que llevamos y la valentía de algunas editoriales apostando por este tipo de textos pueden haber ayudado. Yo creo que hay una contradicción muy interesante en esto porque precisamente la dispersión y falta de focalización que caracteriza a nuestro tiempo es incompatible con la concentración que requiere la lectura de textos breves, que suelen ser más densos, demandantes y profundos que los formatos más largos. Para mí que lo que estamos pidiendo a gritos es que algo nos haga reflexionar, pararnos, concentrar nuestra mente saltarina durante un rato en un foco que nos evada de todos los demás estímulos que nos reclaman. Y eso sí que lo dan los relatos y los microrrelatos, y no es por el tamaño del texto sino por las peculiaridades de estos géneros.


¿Estás preparando algún otro nuevo libro o proyecto literario?


Ahora podríamos decir que estoy en la cuarentena del postparto de 'Jardinería de interior'. De hecho estoy en plena lactancia: alimentándolo con presentaciones, entrevistas como esta, y el feed back de algunos lectores. Pero a la vez, el haber dado a luz a este libro me ha dejado espacio libre en el ordenador y en la mente para nuevas aventuras. Tengo ganas de escribir relato más largo, del tamaño de lo que los anglosajones llaman short stories y que tanto me fascinan como lectora. Y también tengo un par de cosas empezadas que me gustaría ver en qué acaban. No voy a animarme con ningún proyecto de más largo aliento, como una novela, en primer lugar porque creo que hay que tener una muy buena historia para lanzarse a esa carrera de fondo obsesiva que es la confección de una novela, y segundo porque todavía estoy en activo, combinando la escritura con el trabajo, y creo que el formato corto se adapta mejor a mi modo de vida y a mi mente sintética y generalista. Enseguida pondré las antenas y las libretitas en modo activo para ver qué viene a continuación, si es que viene algo. 






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