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Solana, persona 'non grata' en USA

Luis Moreno

Pofesor de investigación del CSIC en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos

Javier Solana


La noticia ha pasado de puntillas en los mentideros mediáticos. Casi, casi, se ha ocultado por su ‘incomodidad’. Todo lo que sea molestar estos días al Tío Sam desde esta orilla del Atlántico adquiere tintes de peligrosidad. ¿Cuál puede ser la reacción de la Administración Trump ante comentarios, incluso críticos, de aquellos que osen enmendarle la plana al Gran Hermano norteamericano? La negativa a concederle el permiso de entrada a los EEUU a Javier Solana lleva la impronta de la Administración de Donald Trump. A la postre, no deja de ser otra muestra en una cascada de comportamientos autosuficientes y parafascistas que incuso provocan reacciones populares de repudio hacia aquellos que trabajan para esta extravagante administración. El último suceso ha involucrado a la Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, que abandonó un restaurante en Lexington al ser increpada por el público allí presente.


Naturalmente el Secretario General de la OTAN (1995-99) y Alto Representante de la Política Exterior y de Seguridad de la UE (1999-2009) ha quitado hierro al asunto, una reacción muy ajustada a su personalidad labrada en la gestión de múltiples conflictos y desencuentros a lo largo de su carrera política. Como se sabe, Javier Solana se implicó en la consecución del acuerdo nuclear con Irán, el cual ha sido rechazado por la Administración Trump. Parece ser que su último viaje a Teherán fue en 2013, con motivo de la toma de posesión del presidente Hasán Rohani, circunstancia que ha quedado registrada en los archivos del sistema que tramita automáticamente los permisos ESTA y que se obtienen telemáticamente para poder viajar a los EEUU. A los nacionales de países ‘amigos’ como España, el ESTA permite tramitar por Internet un permiso de viaje con exención de visado.


Todo indica que el sistema rechazó automáticamente la solicitud de Solana porque se había registrado el viaje anterior de Solana a Irán, circunstancia que le inhabilitaba a obtener el permiso. Se trata de un despropósito hacia alguien que ha trabajado junto a la diplomacia estadounidense en numerosas ocasiones a fin de obtener consensos y superar situación de imprevisible confrontación en diferentes zonas del mundo. Toda una falta de cortesía hacia quien como becario Fulbright pasó seis años en EEUU y obtuvo su doctorado en Física en la Universidad de Virginia. Estos detalles habrán pasado inadvertidos para quienes dan por callada la respuesta ante semejante dislate.


Y es que está muy arraigado en los ‘think-tanks’ o gabinetes de estudios españoles el atlantismo seguidista. Son como correas en la conformación de la opinión pública a favor de las tesis de la administración estadounidense del momento. Son conocidos como ‘lap dogs’ (perritos falderos) en el quicio que conforma el trabajo de investigación y las propuestas políticas auspiciadas por los mandatarios norteamericanos. Poco les arredra en sus funciones glorificadoras que al frente de la presente administración estadounidense se encuentre un inefable como Trump, el nuevo representante del ‘ordeno y mando’.


Pero no piense el lector que Trump es un personaje tan nuevo en el devenir político de los Estados Unidos. Tampoco es su populismo locuaz -y montaraz- algo excepcional en la siempre fascinante pugna política norteamericano. Por su gran capacidad analítica, y para quienes no lo hayan hecho, recomiendo muy vivamente la lectura de la novela del recientemente fallecido Philip Roth (1933-2018), ’La Conjura contra América’ (2004). Se trata de una historia alternativa. Es decir, se desarrolla la ficción de una evolución de acontecimientos alejada de lo que realmente sucedió. Sin embargo, se trata de acontecimientos de ficción bien documentados y plausibles para el lector. Cuando menos, le hacen pensar en lo que hubiera sucedido si la cosas hubieran transcurrido de esa manera alternativa (en España Jesús Torbado lo llevó a cabo en su también recomendable novela, ‘En el día de hoy’ (1976), otra ucronía sobre una España republicana vencedora de la Guerra Civil).


En la novela de Roth hallamos bajo el manto de la recreación literaria apuntes políticos sobre unos EEUU premonitorios de algunas actuaciones del presente. La novela de Roth se basa en el despliegue de las ideas aislacionistas y filonazis expuestas por el héroe nacional Charles Lindbergh, primer piloto en cruzar en solitario el Atlántico en mayo de 1927 a bordo de su mítico Spirit of St Louis. En la novela se nos da cuenta de los comités ‘America First’ y de unas propuestas de homogeneización que culminan con la derrota del propio Franklin Delano Roosevelt en la elección presidencial de 1940. Buena parte de los mensajes del republicanismo torpón y prepotente que ahora hace las delicias de los ‘think tanks’ atlantistas quedan reflejados magistralmente en las estupendas páginas de la novela de Roth.


El descuido del sistema ESTA hacia alguien que ha sido responsable de la mayor organización de defensa militar desde el final de la Segunda Guerra Mundial no refleja una simple torpeza burocrática. Es un despropósito político hacia uno de los impulsores de larga trayectoria de la Europeización como es Javier Solana. El pretexto explicativo del rechazo provocado por el algoritmo del filtro aplicado a quienes hubieran visitado a Irán (al igual que otros países de la lista negra como Irak, Siria, Sudán, Libia, Somalia o Yemen) es inconsistente. ¿Por qué no se incluye en el mecanismo discriminatorio de las solicitudes algún elemento cualificador como podría ser el pasado político de un amigo de EEUU como Solana? ¿O es que los amigos lo son sólo por conveniencia y a tiempo limitado?


Bien sabemos desde que el gran ‘chivato’ Edward Snowden lo aireó a los cuatro vientos que las propias compañías de telefonía y comunicación han facilitado sistemáticamente millones de datos para su rastreo selectivo por parte de las agencias de seguridad nacional estadounidense. Estas saben perfectamente quién es, de dónde viene y a donde puede ir en el otoño de su vida el preclaro político español. En la ocasión que nos ocupa, su pretensión de viaje no era otra que la de asistir a un acto por invitación de la reputada Brookings Institution de Washington DC. Una invitación amiga, se hubiera presumido…


Posdata: Bien haría Javier Solana en considerar la redacción de sus memorias para beneficio de propios y extraños.

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