Las aspiraciones políticas son legítimas, claro que sí. Estamos en democracia aunque algunos valiéndose de ella afirmen que no la hay. Pero cuando alguien tiene un negocio debería pensarse en no meterse en camisas de once varas si quiere seguir viviendo de ello.
Los demócratas denunciaron que el consistorio municipal "utiliza lo que es de todos para manipular a la gente" y quisieron responsabilizar al Estado por la precaria situación de Renfe en Viladecans.